Intervenciones psicológicas y conductuales eficaces en el tratamiento de la obesidad

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• Desarrollar la enfermedad de la obesidad es un proceso complejo y no elegido. La ingesta alimentaria puede estar determinada por factores psicológicos no del todo conscientes. Comprender la enfermedad como resultado de un modo de vivir en un contexto particular es clave, ya que esta visión comprensiva facilita el abordaje por parte del paciente.
• Desde el primer momento con el paciente es importante crear un ambiente comprensivo y colaborativo. Es importante conocer su historia, la edad de inicio de su obesidad, hitos importantes en su desarrollo, atribuciones personales, presencia de trastornos de alimentación y recursos socio-relacionales. Deben sentirse escuchados y vistos por el personal de salud para favorecer la construcción de un vínculo colaborativo.
• En todas las intervenciones, para el manejo de la obesidad, se debe identificar el comportamiento de las personas que viven con obesidad (por ejemplo, alimentación, actividad, adherencia a la medicación), ya que indefectiblemente debe incorporarse un asesoramiento para el cambio conductual en todos los planes de tratamiento. Esto requiere un cambio en la relación entre el paciente y el profesional, pasando desde ver al profesional como experto (enseñar y
dar instrucciones) a verlo como un colaborador, sensible a las características de cada persona.
• Para evaluar la efectividad de las intervenciones en el manejo de la obesidad, se debe considerar la viabilidad que tiene la persona para mantener los componentes conductuales de la intervención. Se deben priorizar los programas de manejo de la obesidad que son sostenibles por la persona, sobre los planes dirigidos por el médico o el programa.
• Se debe fomentar el desarrollo de la autoestima y autoeficacia (es decir, la confianza para superar las barreras que impiden el comportamiento deseado) de las personas que viven con obesidad, a partir de los resultados que logran por sus cambios conductuales y no en base a creencias sociales acerca de cuál es el peso ideal o forma de cuerpo ideal, como un estándar que todas y todos debemos alcanzar.

• La alimentación, la adherencia al tratamiento médico y la actividad física son el resultado de intervenciones psicológicas y conductuales, y no intervenciones en sí mismas. Se deben identificar las estrategias de cambio comportamental que subyacen a los programas nutricionales, médicos y de actividad física (es decir, cuáles son las estrategias de cambio por las que se consiguen cambios sostenibles en la alimentación, la adherencia al tratamiento médico y la actividad).

• Establecer una relación de colaboración con el paciente, utilizando los principios de la entrevista motivacional, para motivar al paciente a elegir y comprometerse con conductas sostenibles basadas en la evidencia y asociadas al manejo de la obesidad.
• Considere el uso de una herramienta mínima de intervención, como las 5As of Obesity ManagementTM de Obesity Canada (Averiguar o preguntar, Analizar, Asesorar, Acordar, Asistir).
• Los profesionales de la salud deben averiguar o preguntar y esperar el consentimiento del paciente para educar y hablar del éxito en el tratamiento de la obesidad. Este está mayormente asociado a establecer objetivos psicológicos y comportamentales alcanzables, que conducen a mejoras en la salud, en la funcionalidad y en la calidad de vida de las personas, y no solo en la magnitud de la pérdida de peso.
• La educación debe centrarse en la biología, las creencias y el comportamiento. Pregunte y espere para averiguar por el consentimiento de la persona para discutir las evidencias relativas a los factores biológicos y ambientales, incluyendo la genética (historia familiar, el impulso instintivo por la comida), las funciones neuroendocrinas que facilitan la recuperación de peso después de la pérdida de peso y los entornos físicos y sociales (es decir, el entorno que han
desarrollado, la disponibilidad/seguridad alimentaria, los factores socioculturales).
• Considere la posibilidad de utilizar el concepto de mejor peso (es decir, el peso que una persona puede alcanzar y mantener mientras vive su vida más sana y con una percepción de mejor calidad de vida). Esta información se debe compartir como una forma de reducir el estigma internalizado y para apoyar los resultados obtenidos de objetivos apropiados, que reconocen que el peso no es un comportamiento. Esto fomenta la aceptación del cuerpo.
• Eduque al paciente en una visión de éxito que se relacione con el establecimiento de metas alcanzables y sostenibles a las que pueda adherirse, mientras desarrolla la confianza para superar ciertos obstáculos y favorece una motivación intrínseca para mantener el plan. Las metas deben tener un impacto positivo en la salud, el funcionamiento y la calidad de vida.
• Promover que el paciente:
• Establezca y ordene objetivos que sean realistas y alcanzables.
• Comience a automonitorear su comportamiento.

• Analice las barreras y los contratiempos utilizando la resolución de problemas y la reestructuración cognitiva, incluyendo aclarar y reflexionar sobre los
comportamientos basados en valores. En la figura 1 se ilustra cómo apoyar al paciente en su camino hacia restablecer un equilibrio en su estado de salud y calidad de vida.
• En el caso del personal de salud que trabaja en equipo (incluidos los programas especializados en obesidad), al menos un miembro del mismo debería desarrollar competencias en intervenciones conductuales, incluyendo el automonitoreo, el establecimiento de objetivos y planificación de acciones, la gestión del refuerzo, la comparación social, la reestructuración cognitiva, la entrevista motivacional y el asesoramiento basado en valores. Las intervenciones psicológicas y conductuales deben centrarse en el impacto de la intervención en términos de adherencia, autoeficacia y motivación autónoma.

• El objetivo principal de las intervenciones psicológicas y conductuales es ayudar a las personas con obesidad a realizar cambios que sean sostenibles, que promuevan la autoestima positiva y la confianza, orientado a mejorar la salud, el funcionamiento y la calidad de vida.
• No hay un único camino hacia el éxito. Los objetivos deben ser individualizados y deben ser importantes para la persona, no solo para el médico o el programa.
• Hay muchas estrategias psicológicas y conductuales que pueden ser útiles. Las personas con obesidad deben acudir a un profesional con experiencia en el cambio
de comportamiento para que les ayude a identificar las estrategias pertinentes.
• Dado que un peso más saludable implica superar muchos desafíos (antojos, hábitos, disponibilidad, presiones sociales) el cambio de comportamiento sostenido tiene más éxito si los comportamientos elegidos por la persona son coherentes con sus valores esenciales.

  • 1. Las intervenciones psicológicas multicomponentes (que combinan la modificación de la conducta [fijación de objetivos, automonitoreo, resolución de problemas], la terapia cognitiva [reestructuración] y las estrategias basadas en valores para modificar la dieta y la actividad) deben incorporarse a los planes de intervención que buscan la mejora del estado de salud, la calidad de vida y la pérdida de peso (Nivel 1a, Grado A);1-8 de manera que se promueva la adherencia, la confianza y la motivación intrínseca (Nivel 1b, Grado A).1–5
    2. Los profesionales de atención de salud deben proporcionar una atención transversal a las personas que viven con obesidad, con mensajes que apoyen el desarrollo de la confianza en la superación de obstáculos (autoeficacia) y la motivación intrínseca (razones personales y significativas para el cambio)
    con el objetivo de motivar al paciente en tres puntos: establecer y secuenciar objetivos de salud que sean realistas y alcanzables (Nivel 1a, Grado A),1–7 para el automonitoreo conductual (Nivel 1a, Grado A)1,2,6,7 y para analizar las dificultades en el proceso, utilizando técnicas de resolución de problemas y pensamiento adaptativo (reestructuración cognitiva), incluyendo aclarar y reflexionar sobre las conductas basadas en valores (Nivel 1a, Grado A).1,2,6,7
    3. Los profesionales de la salud deberían preguntar y esperar a averiguar por el consentimiento de las personas con obesidad para mostrar que el éxito en el tratamiento de la obesidad apunta a la mejoría del estado de salud general, la funcionalidad corporal y la calidad de vida, y no a la cantidad de kilos perdidos (Nivel 1a, Grado A).8,9
    4. El personal de salud debe ofrecer sesiones de seguimiento coherentes con la mantención y relevancia de apoyar el desarrollo de la autoeficacia y la motivación intrínseca.1–7 Una vez que se ha establecido un acuerdo para seguir un camino de comportamiento (comportamiento orientado a la salud y/o medicación y/o vías quirúrgicas) las sesiones de seguimiento deben retransmitir los mensajes anteriores de manera coherente con la reiteración del papel del
    profesional y la relevancia del papel del paciente, para apoyar el desarrollo de la autoeficacia y la motivación intrínseca (Nivel 1a, Grado A).
  • 1. En personas adultas que viven con sobrepeso u obesidad, sugerimos dentro de las intervenciones no farmacológicas adicionar la técnica de mindfulness o atención plena a la terapia cognitivo conductual, para mejorar el control de peso, disminuir el índice de masa corporal y mejorar el comportamiento relacionado con la pérdida de peso (Ver aquí el resumen de la metodología).

Certeza de la evidencia: Baja Fuerza de la recomendación: Condicional

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